Es el instrumento más grave del conjunto de cuerda, es el único que no deriva completamente del violín, sino de la combinación de elementos de la familia de la viola da gamba y de la del violín.
El contrabajo de violín, aparecido alrededor de 1620, o sea, bastante más tarde que los otros miembros de la familia, era un instrumento de enormes dimensiones y de difícil manejo que fue muy poco utilizado. Por ello, se prefirió el contrabajo de viola da gamba o violone, de cuya lenta evolución nació el contrabajo moderno.
Si observamos un contrabajo, distinguiremos enseguida los elementos derivados de las dos familias. El fondo plano y, en la parte superior, inclinado hacia el mango; los hombros caídos y no redondos y el poco acentuado adelgazamiento central del cuerpo, con ángulos poco salientes, son características que revelan su afinidad con la viola da gamba. Pero la forma y la inclinación del mango hacia atrás, el clavijero terminado en voluta, el batidor largo y sin trastes, el puente alto para corresponder a la inclinación del mango y los agujeros de resonancia en forma de proceden del violín, así como el número de cuerdas, que son habitualmente cuatro, aunque existen también contrabajos con tres y con cinco cuerdas.
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