«En Fuerteventura, así como en Lanzarote, el hombre que saca a bailar a una mujer, la sienta, sin tener ningún hombre el derecho de quitarle la vuelta, como sucede en Tenerife. Si bailan folías, está en el terrero durante cuatro cantares.
Si son seguidillas, se retiran cuando la despide un cantador con su cantar. Los hombres sacan a bailar a las mujeres presentándoles la mano derecha; si la mujer quiere bailar coge la mano y se dirige al terrero. Al terminar el baile el hombre le da las gracias.
En los bailes de algunos pueblos, las mujeres permanecían dentro de la habitación en que baila, y los hombres fuera, pues sólo entraban los bailadores. La mujer sólo baila con el hombre que la saca, hasta que es sentada por él, no siendo ninguno relevado».
(Juan Bethencourt Alfonso. Costumbres Populares Canarias de Nacimiento, Matrimonio y Muerte. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1985; pág. 178)
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